Los consultores suelen enfrentarse a esta duda
Te encuentras en la fase final de un proceso de selección. En la última entrevista llegan dos candidatos finales: uno tiene bastante experiencia, pero una actitud que se podría mejorar; el otro candidato tiene una personalidad amable, pero anda un poco escaso de experiencia y logros. ¿A cuál de los dos contratas?
Aunque sea un poco típica, la respuesta es que «depende». ¿De qué? De algunas variables que veremos a continuación.
Como experto en Recursos Humanos, no sólo tienes que pensar qué candidato quieres contratar o cuál te gusta más. Tienes que pensar cuál va a encajar mejor con tu tipo de empresa, rutinas de trabajo y equipo de trabajadores/directivo. Parte del éxito y eficiencia de un trabajador depende del entorno de trabajo y de si se encuentra cómodo dentro de él.
Podemos distinguir entre dos tipos de empresas: una compañía en la que el mentoring es muy importante y donde pueden tomarse el tiempo de formar y enseñar; y por otro lado, una compañía en las que los ritmos son muy rápidos y por tanto se necesita que los nuevos empleados puedan ser productivos de inmediato.
Si tu empresa es de las primeras que hemos descrito, no dudes en contratar por la actitud y entrenar la habilidad. Se puede enseñar a un candidato a trabajar con una determina herramienta, o con una determinada metodología, pero será muy complicado cambiar su mal humor o roces con los compañeros, si los hubiera.
Si tu empresa es como la segunda, contrata a los candidatos basándote en sus habilidades y no en su personalidad; trabajará de manera autónoma, eficaz y consistente desde el primer minuto.
Pero el trabajo del Consultor no debe finalizar con la contratación. Asegúrate de evaluar a los nuevos trabajadores que llegan al equipo, tanto con ellos como con sus superiores; a la primera semana, a los 90 días… Y calibra si la realidad ha cumplido con las expectativas. ¿Ha sido un buen fichaje? ¿Se ha adaptado bien? El aprendizaje te servirá en las próximas contrataciones.